Publicado el 23 de octubre de 2020
Por autor sexual
Soy Ana G. Estaba trabajando en una gestoría como secretaria contable. Mi horario era hasta las 8 de la tarde. Pero estábamos con los impuestos y como quería terminar cuanto antes, me quede hasta más tarde. Era sobre las 12 de la noche y de una escucho la puerta. Era mi jefe diciendo que se le olvido las llaves de casa. Me pareció un poco borracho, que estaba muy contento. Empezó hacerme cumplidos,…
Que era muy buena trabajadora, que era muy guapa, que tenía piernas bonitas. Se ofreció hacerme un masaje que estaba muy tensa. Pero en vez de masaje empezó a besarme, me desabrocho la camisa, y empezó a comerme las tetas. Me levanto la falda y me puso encima de la mesa. Sin quitarme las medias aparto mi tanga. Su boca bajo para abajo. Su lengua ágil y flexible no se olvidó de mi clítoris hasta que me corrí en su boca. Se levantó y sin esperar me metió su polla gorda hasta el fondo. Después de varias posturas me la saco y sentí su semen caliente sobre mi pubis. Nos fuimos cada uno a su casa. Pero al día siguiente le evite la mirada. Me siento muy rara en trabajo. No se como actuar. Algún consejo?
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